Thursday, May 30, 2013

¿Por qué No Puedes Ser Como...?

"Alaben al Señor desde la tierra los monstruos marinos y las profundidades del mar, el relámpago y el granizo, la nieve y la neblina, el viento tempestuoso que cumple su mandato" Salmo 148:7, 8

"¿Por qué no puedes ser como...?" Estas devastadoras palabras representan rechazo y con frecuencia comienza esa lucha desesperada que nos lleva a competir, o a consentir, para ganar afecto y aprobación. Es una guerra que nunca se gana por completo; el Vietnam del alma.

Apliquemos la frase de una manera diferente y aceptable.

El Salmo 148 es un llamado a la alabanza. Los residentes del cielo deben alabar a su Creador. Después, se le ordena a los habitantes y elementos de la tierra a sumar sus voces. La lista incluya la corona de la creación de Dios: La humanidad. "...los reyes de la tierra y todas las naciones, los principes and los gobernantes de la tierra, los jóvenes y las jóvenes, los ancianos and los niños. Alaben el nombre del Señor, porque sólo su nombre es excelso..." (Salmo 148:11-13 NVI).

Las criaturas y los elementos lo alaban y "...hacen su voluntad". Aún el clima es controlado por su Creador, el sol, la lluvia, y la nieve, le obedecen. Me asombré de la inclusión de la frase "...que hacen su voluntad..." hasta que recordé que la obediencia es la máxima forma de alabanza ofrecida a Dios.

Toda la creacíon alaba a su Creador obedeciéndole. Bueno, casi toda la creación.

Aquí es donde "¿por qué no puedes ser como...?" entra en escena. Dios le dio libre albedrío a la humanidad. Eso era riesgoso; un riesgo que Él tomó, sabiendo que esta parte de Su creación le negaría el máximo acto de alabanza debida a Él, la obediencia. Y así Sus voces repiten a través de las épocas: "¿Por qué no puedes ser como los presentadores celestiales, las estrellas, las criaturas del mar, los animales y los elementos? ¿Por qué no puedes hacer mi voluntad?

La alabanza ha sido relegada con frecuencia a meras palabras y gestos. Pero la verdadera alabanza va mucho más allá de forma y sentimiento. Reside en la voluntad, el compromiso con "...hacer su voluntad".


Thursday, May 23, 2013

La Escalera Corporativa de Dios

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"Si el Señor no edifica la casa, en vano es esfuerzan los albañiles. Si el Señor no cuida la ciudad, en vano hacen guardia los vigilantes. En vano madrugan ustedes, y se acuestan muy tarde, para comer un pan de fatigas, porque Dios concede el sueño a sus amados" (Salmo 127:1, 2).

Pega estos versículos en cada espejo de tu casa. Los constructores deben construir, y los guardias deben vigilar. Ambos deben recordar que, a menos que el Señor soporte el edificio, éste colapsará; a menos que el Señor rodee la ciudad, ésta caerá en manos enemigas. No se trata de nosotros y Dios; se trata de DIOS.

Cuando Jesús invitó a sus discípulos "Venagn a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí...mi yugo es suave y mi carga es liviana" (Mateo 11:28-30 NVI), Él se refería al hombre completo: cuerpo, alma y espíritu. Las asignaciones de vida de Dios no están destinadas a sobrecargarnos, sino a liberarnos. Él lleva la carga. Podemos literalmente "detenernos y oler las flores"; podemos disfrutar la vida. El trabajo es bueno, pero no para abusar de él, y sus resultados nunca deben ser considerados como algo que hemos ganado. A menos que Dios nos dé éxito en el trabajo, no tendremos éxito, no importa qué tan duro trabajemos.

Trabajamos duro para construir Su iglesia y establecer Su reino. Aunque tenemos poco o mucho, trabajamos aún más duro para conservar lo que tanto nos ha costado ganar. Si sufrimos pérdida o fracaso, como otros lo definen, estamos tentados a rendirnos; y algunos lo hacen. Pero, el Señor prometió construir Su iglesia y ni aún el infierno mismo puede deshacer o destruir lo que Él ha planeado hacer (Mateo 16:18). Así que, ¿por qué un ministerio se convierte en una carga en vez de una bendición? ¿Es porque aún no comprendemos, que lo que suceda depende, no de nosotros, sino de Él? ¿Hemos olvidado cómo confiar en Él; descansar en Él, disfrutarlo, y encontrar nuestra realización en Él, en vez de encontrarlo en el trabajo que hacemos para Él?


Thursday, May 16, 2013

Conseguir lo que Uno Quiere

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"Y él les dio lo que pidieron, pero les envió una enfermedad devastadora" Salmo 106:15

Mientras empacaba para una mudanza, una de las primeras cosas que hice fue revisar mi armario. El resultado: varias bolsas de ropa salieron por la puerta en busca de mejores hogares. Sin embargo, me quedó un pequeño problema: No me quedó mucho para usar.

Cuando todo lo demás falla, la solución obvia es ir de compras. Descubrí que la urgencia que sentía cuando me dirigía a hacer las compras, me llevó a comprar cosas que en realidad no me gustaban, y que no me quedaban tan bien como debían. Terminé regalando la mayoría de las cosas que había comprado.

Pero, hay épocas en la vida cuando las apuestas al ir tras lo que pensamos que necesitamos, son mucho más altas que la pérdida de un poco de dinero y algo de ropa.

El escritor del Salmo 106 está haciendo una revisión histórica, recordando a Israel las locuras que hicieron en el pasado para ofender a Dios, y las consecuencias que resultaron de esas decisiones.

El versículo 15 nos recuerda el tiempo cuando Israel se cansó del menú de maná de Dios e insistieron que Dios les diera carne. Dios acedió a sus quejas. Pero, después de que se había atiborrado, sufrieron la madre de todos los casos de la venganza de Moctezuma.

Frecuentemente estamos tan convencidos de lo que queremos y lo que necesitamos, que aun cuando Dios dice "no", insistimos. Puede que Dios nos dé lo que hemos insistido en tener, junto con lo que la versión Reina-Valera llama "debilidad del alma" o debilidad espiritual. Conseguir lo que queremos no siempre vale el precio a pagar.


Thursday, May 2, 2013

Cumplir las Promesas

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"Me presentaré en tu templo con holocaustos y cumpliré los votos que te hice; los votos de mis labios y mi boca que pronuncié en medio de mi angustía" —Salmo 66:13, 14.

Cuando llegan los problemas, comienzan las negociaciones con Dios:
"Si tan solo me sacas de este problema...
...iré a la iglesia todos los domingos
...no volveré a beber
...seré más cariñoso con my esposa, los niños, la familia política
...daré ofrendas
...no me volveré a quejar
...leeré mi Biblia cada día
...controlaré mi lengua
...seré..haré..." Y así continuá la lista.

Sin embargo, cuando todo vuelve a la normalidad, el cumplimiento de los votos queda a un lado hasta que llega el siguiente problema. Entonces contamos con la gracia de Dios para que no nos haga responsables por las promesas hechas y las promesas no cumplidas.

La Biblia toma muy en serio los votos. El Señor mismo nos advierte: "...han oído que se dijo a sus antepasados: 'No faltes a tu juramento, sino cumple con tus promesas al Señor'. Pero yo les digo: 'No juren de ningún modo...Cuando ustedes digan 'sí', que sea realmente sí; y cuando digan 'no', que sea no. Cualquier cosa más, proviene del maligno" (Mateo 5:33-37).

El juez, Jefté, le prometió a Dios que le ofrecería al Señor a la primera persona que saliera por la puerta principal de su casa, si tan solo Dios le diera la victoria sobre los amonitas (Jueces 11:30, 31). La primera personas que salió de la casa fue ¡su única hija!

No podemos negociar con Dios: Él nos conoce demasiado bien. Él hará lo que tenga que hacer con o sin nuestros "tratos", pero nos pedirá que paguemos nuestras promesas cuando las hagamos.