Thursday, February 28, 2013

La Carga de la Batalla

"No se asusten ni les tengan miedo. El Señor su Dios marcha al frente y peleará por ustedes, como vieron que lo hizo en Egipto y en el desierto. Por todo el camino que han corrido, haste llegar a este lugar, ustedes han visto cómo el Señor su Dios los ha guiado, como lo hace un padre con su hijo" Deuteronomio 1:29. 31.

Memorial stones at the edge of the Jordan. (Google Images)
Al fin, Israel estaba por cruzar hacia la tierra que Dios le habia prometido a Abraham. Los israelitas habían pasado cuarenta años caminando por el desierto por su falta de fe y disobediencia. Había muerto una generación, y una nueva estaba preparada para asumir lo que sus padres habían dejado. Moisés no cruzaría, pero no descuidó su deber de volver a repasar las lecciones del pasado antes de permitir a su pueblo moverse hacia su futuro.

Israel enfrentaba un enorme desafío. La tierra prometida era suya, de acuerdo con la promesa, pero ahora ellos debían tomar posesión de esa tierra quitándosela a sus habitantes.

Dios comenzó renovando Su promesa a su pueblo. Comenzó por calmar sus temores ya que ninguno de nosotros escucha muy bien cuando estamos con la boca seca por el temor.

Como portavoz de Dios, Moisés le recordó a Israel cómo Dios había rescatado de Egipto a sus padres y abuelos. Muy pocos de los presentes tenían más que un débil recuerdo de esos tiempos. Esta nueva generación debía escuchar nuevamente las historias. Dos puntos sobresalían en el mensaje de Moisés: Dios iba DELANTE de ellos, y Dios iba a LUCHAR. Ellos iban a "limpiar" después de que Dios ganara la batalla.

Dios, el Guerrero, no solamente ganaría la batalla para ellos, sino que Dios, el Pastor, los llevaría tal como había llevado a sus padres antes que ellos. Un general puede ser desapasionado; un padre no. Dios le recordó a Israel que Su pacto con ellos no era tan solo un trato de negocios—era un asunto de corazón.


Thursday, February 21, 2013

Postura de Adoración

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"Pero Moisés y Aarón se postraron rostro en tierra..." Números 16:22

No estoy convencida de que realmente sepamos cómo adorar a Dios. Aunque algunos piensen que sí, riendo incontrolablemente, o ladrando como un perro, no parece encajar con la urgencia de Pablo de hacer iglesia "de una manera apropiada y con orden" in 1 Corintios 14:40.

El primer sitio para comenzar a describir cómo acercarnos a Dios es examinando las Escrituras. ¿Cómo se relacionaron con Dios en adoración los santos del Viejo y el Nuevo Testamento?

Acostumbrábamos a estar de pie para la lectura de la palabra de Dios y para orar; una práctica que viene de Nehemías 8:5-6. Observa cómo funciona: "Esdras, a quien la gente podía ver porque él estaba en un lugar más alto, abrió el libro y todo el pueblo se puso de pie. Entonces Esdras bendijo al Señor, el gran Dios. Y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: ¡Amén y amén! Luego adoraron al Señor, inclinándose hasta tocar el suelo con la frente."

En los días de Salomón, la gente permanecía de pie durante todo el servicio inclusive durante la oración de Salomón (las manos levantadas en oración en ambos casos). Sin embargo, durante la adoración "...cayeron de rodillas y, postrándose rostro en tierra, alabaron al Señor..." (2 Crónicas 7:3).

El Nuevo Testamento no es tan específico sobre la adoración, pero Apocalipsis indica que: "los veintecuatro ancianos se protraron y adoraron. Todos los ángeles...se postraron rostro en tierra delante del trono, y adoraron a Dios..." (Apocalipsis 4:10; 5:14; 7:11).

Ponerse de pie para la lectura de la Escritura y para orar, postrarse rostro en tierra para adorar. ¿Cuándo fue la última vez que esto sucedió en tu iglesia, o en la mía, si es el caso?

Las Escrituras no hablan de actuar de manera absurda, ellas enseñan una posición de sumisión y reverencia muy deliberada, con el rostro inclinado delante de Dios Todopoderoso.


Thursday, February 14, 2013

Cuando el Silencio no es Oro

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"...reprende con franqueza a tu prójimo para que no sufras las consecuencias de su pecado" —Lévitico19:17.

En nombre del amor, las personas cometen suicidio, asesinan, roban, cometen adulterio, e incesto, entre otras cosas. En nombre del amor las personas corren terribles riesgos y gastan enormes cantidades de dinero, a veces dinero que no tienen. En nombre del amor, hogares y familias son devastadas y reputaciones arruinadas. Esa no es la clase de amor de Dios.

El amor de Dios es siempre de la clase "fuerte", porque está unido a la rectitud que jamás hiere a alguien, y que nunca es expresado de forma inapropiada.

El libro de Levítico está dirigido a las personas, lleno de instrucciones de un Dios amoroso y recto. Él desea hacernos rectos y amorosos. Con frecuencia, creyendo que somos amorosos, permitimos que las personas se salgan con la suya. Decimos:

"No es importante."
"Él/elle está pasando por un tiempo difícil. Es sólo una expresión de su sufrimiento."
"No quiero herirlo/la."
"Se supone que un cristiano sufre lo malo en silencio."
"¿Quién soy yo para juzgar?"
"Se supone que los cristianos aman y aceptan, no importa qué."

Por supuesto, hay una manera correcta y una equivocada de practicar el amor fuerte, pero debemos practicarlo. Por muchos años guardé silencio mientras una colega me atropellaba brutalmente, a mí y a otros. Yo pensaba que estaba siendo amorosa.

Pero, mi silencio sólo empeoró las cosas, sólo ayudó a cavar un hoyo más profundo, un hoyo que eventualmente amenazó con tragarnos a todos.

El verdadero amor, a veces, debe confrontar, como la mano de Dios corrige lo equivocado, y mejora las cosas. El verdadero amor no espera que las cosas simplemente funcionen, si tan solo mantenemos la boca cerrada.



Thursday, February 7, 2013

La Voluntad y La Habilidad

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"Moisés llamó...a todos los que tenían el mismo espíritu artístico, y a quienes el Señor había dado pericia y habilidad y se sentían movidos a venir y hacer el trabajo" —Éxodo 36:2 NVI

Moisés estaba extremadamente ocupado en un proyecto de construcción. Tenía que construir un tabernáculo, además de todas las cosas que iban en el tabernáculo. Él tenía el plan, transmitido celestialmente detalle a detalle. Tenía el dinero y los materiales, tanto que tuvo que obligar a la gente a dejar de dar (Éxodo 36:6, 7).

Él identificó a los mejores jugadores que tenían las habilidades que necesitaba para llevar a la realidad los materiales y los planes. Moisés dijo a los israelitas: "Tomen en cuenta que el Señor ha escogido expresamente a Bezalel...Dios les ha dado a él y a Aholiab...la habilidad de enseñar a otros" Éxodo 35:30, 34).

Moisés nos da tres puntos esenciales en la búsqueda de recursos humanos para el ministerio:
1, Reconocer a las personas que Dios ha escogido
2. Buscar la persona que está llena del Espíritu de Dios
3. Usar la persona que puede enseñarle a otros las habilidades que posee.

La persona escogido por Dios será aquella que esté llena del Esírpitu de Dios. Una persona puede tener habilidades, pero no tener el Espíritu de Dios (o viceversa). Un artesano dotado, lleno del Espíritu, aunque no pueda impartir a sus estudiantes el llamado o la dependencia del Espíritu, puede enseñar a otros sus habilidades.

Moisés reconoció el equipo perfecto como nos relata Éxodo 36:2: "Moisés llamó a Bezalel y a Aholiab, y a todos los que tenía el mismo espíritu artístico, y a quienes el Señor había dado pericia y habilidad y se sentían movidos a venir y hacer el trabajo".

En los círculos cristiano, es  posible poner al hombre correcto en el trabajo equivocado o al hombre equivocado en el trabajo correcto. Seguir los sencillos pasos de Moisés puede ser valioso para nosotros para encontrar la persona correcta para el ministerio correcto, come le fue para Moisés.